Ahora que ya han cerrado los colegios electorales y se ha
acabado la tontada del silencio, me confieso:
¡Confieso que he votado!
La verdad es que nunca me he abstenido de nada (bueno,
alguna vez de comer carne en cuaresma, pero eran otros tiempos). Porque
abstenerse es como grabar con la llave en lo alto de la Giralda: "Jr
estuvo aquí", sin poner el nombre ni los apellidos.
Si me quedaba alguna duda, Calamaro (el último hígado vivo
de su/mi generación) ha sido definitivo en la contraportada del diario (para mí
ya semanal) "el País":
- ¿Un voto para Europa? - preguntaba el anodino
entrevistador del anodino periódico del anodino "El País", casi tan
anodino como el País.
- Suerte que no se presenta Adolfo Hitler. Igual ganaba
algo. -Le ha contestado el (espero que circunstancialmente y por influencia del
soso Mantilla) anodino Calamaro.
Anoche no lo tenía nada claro:
Me pone la historia de los escaños en blanco, pero he
pasado.
No puedo con los personalismos, así que he pasado de Pablo
Iglesias porque ha puesto la foto en la papeleta (joder, colega, que no eres
Michel Pfeiffer)
Y ni siquiera he votado a Bildu (que era lo que me pedía el
cuerpo por aquello del que se jodan) porque los nacionalismos me la ponen floja
y me va más el rollo de la internacional y, también, porque Josu Juaristiren
puede ser un buen tipo, pero "pa" la jaula, si cantara, que nos conocimos
hace años y ni siquiera con aquello de "Euskadi tiene un color especial"
empatizamos.
Ni hablar de L'Esquerra pel Dret a Decidir, que fue lo que
me recomendaba la aplicación esa que te decía a quién votar. Desde que se fue
Eribert Barrera me parecen unos capullos integrales. El seynó Eribert se
hubiera opuesto de plano a todas las prebendas que dieron a la educación
privada en Catalunya cuando le hacían la "pesseta" en la cama de CíU
y gobernaban junts.
De la primavera de los pueblos, me privo. Los pueblos han tenido
primaveras siempre, cada año, sin necesidad de que vinieran a decirlo unos
ilustrados folklóricos que gustan de la música de gaitas sin saber tocarlas. Y
la seguirán teniendo (la primavera) (y los pueblos). ¿Nacionalismo de
izquierdas?: Coca-Cola sin ron.
De los otros, vosotros me diréis:
Por decir algo, el nacional-sindical-istmo de la Rosa Díez
(que montó un partido magenta porque tiene un ego que no le cabe en el cuerpo
y, dicho sea de paso, no la dejaron ser candidata a lendakari) me la repatea.
Y de los demás...
Total, que he votado al que me ha parecido menos gilipollas
de todos los gilipollas que se presentaban.
Por aquello de cumplir con el precepto
Democrático
Y por aquello de, como dice Rosa (Pérez), Botar de una puta
vez a estos y a los otros.
Ahora bien, de esta campaña he sacado 10 conclusiones,
varias, a saber:
1. El postulante a comisario europeo de agricultura (y
ganadería) no se ha enterado de que no es preciso ser un cerdo para ocupar tan
alto cargo.
2. (Tampoco es necesario serlo para ejercer de algo parecido
en el reyno de España, y todo indica que se ha ganado el título).
3. Que una no puede ser Valenciano, sino valenciana, ni
Rubalcaba, sino rubalcabo.
4. Que 2 de cada tres políticos deberían ser detenidos por
el "misterio" del interior, según normativa, (es el que OPUS da para
mucha introspección) por fomentar el odio contra dos de cada tres políticos (o
tres de cada dos).
5. Que puede pisotearse la libertad de expresión, pero no al
obispo de Alcalá de Henares.
6. Que no me apetece tomarme una caña con Elpidio Silva,
porque le luce el colmillo.
7. Que tampoco me la tomaría con Rosa Díez porque no me
gusta el partido de Rosa Díez; y que la única explicación para que Francisco
encabece la candidatura es que se apellide Sosa, aunque sea un tipo listo.
8. Que Elena, con 4 años, decía Marrano Rajoy
9. Que no me extraña
10. Que Europa es una tipa vieja, revieja, que vive de las
rentas por haberse echado un polvo con un toro (Zeus, que era griego y no
alemán, manda...), pero que tendrá que cambiar de himno y dejar a un lado eso
del tachántachán de la alegría del Ludwing como música de cama-para-polvo-con-un-toro
y ponerse a follar como le gustaría a todo el mundo: con amor.