Cuando era chico las películas podían ser toleradas o no toleradas (no había pelis calificadas como intolerables), además de una cosa intermedia que se llamaba para menores con reparos. Más tarde, siendo ya un adolescente que se comía la apertura a bocados, aparecieron las clasificadas S, que eran unas de mayores que, por su explícito contenido sexual o violento, podían herir la sensibilidad del espectador. Con el tiempo llegaron las películas X, las porno, vamos.
Hace unos días escribí, no recuerdo si en este blog o en facebook, mi intención de cambiar la lectura diaria de la actualidad por el visionado de pelis porno, no tanto porque me esté volviendo un maduro verde, sino porque me parecen mucho más edificantes estos filmes que el trasiego de sobres, políticos corruptos, empresarios corruptos, banqueros corruptos o, directamente, ladrones, recortes a mansalva, vividores de lo ajeno y otras especies similares evidenciadas y regaladas por la crisis a quienes vivimos de un sueldo y tenemos que cargar con los antedichos o a quienes no viven de nada porque las anteriormente citadas hordas oligárquicas se lo han arrebatado todo.
Las adicciones antiguas son difíciles de quitar y adquirí la de estar informado a la vez que la de fumar o la cinematográfica y, pese a mi empeño, no consigo abandonar ninguna de las dos primeras, así que, pese a mis buenos propósitos sigo leyendo actualidad y fumando, desgraciadamente. Como mi enganche al cine lo mantengo, intentaré explicar la peli de hoy en términos cinematográficos:
Abro el Heraldo de Aragón y me encuentro con la siguiente noticia: El PP-Aragón paga dietas a Rudi y a tres consejeros por sus cargos en el partido (Véase):
Sigo leyendo y me encuentro que, junto con la presidenta (que, como tal, cobrará este año casi 81.000 del ala más 25.000 en dietas del partido y que es responsable última de todos los recortes que practica su gobierno y subsidiaria por aquiescencia de las que practica el gobierno de más allá), cobran dietas del PP a razón de 18.000 per cápita, el consejero de presidencia, el de agricultura y la de educación (la que recorta mi salario y, sobre todo, el derecho ciudadano a una educación de calidad). Naturalmente ambos tres añaden esa pasta (que supone, por ejemplo, el salario anual de cualquier tipo o tipa bien pagá para estos tiempos) a sus sueldos de consejeros (alrededor de los 64.600 machacantes, dietas y prebendas gubernativas aparte). Dice la noticia que el pecunio extra es por pertenecer a la dirección ejecutiva del partido (pero otros integrantes del mismo órgano no cobran ni sabían que los interfectos lo hacen -y lo digo con cuidado no sea cosa que ahora, para compensar, les dé por pagarles a todos, atrasos incluidos, que esta gente no se corta un pelo cuando se trata de compensarse el bolsillo-).
Un dictamen de las Cortes de Aragón dice que la percepción del complemento extraordinario y partidista es legal, y no lo dudo, pero, aplicándole los criterios cinematográficos antes citados, se me antoja una peli, aunque tolerada, intolerable; desde luego con reparos para mayores (que sufren en sus carnes recortes en servicios, salarios y despidos) y para menores (que los sufren en educación y, por añadidura, en sanidad o servicios sociales) y, sin lugar a dudas, clasificada S porque hiere la sensibilidad de cualquier ciudadano afectado por las acciones y omisiones perpetradas por el gobierno que integran: si bien no tiene un contenido sexualmente explícito (San Óscar de Hollywood nos libre de esa orgía), sí supone una exhibición inadmisible e impúdica de violencia social. Lo he dicho alguna vez: los despidos, los ERES, los desahucios, los recortes salariales, los tajos a los servicios públicos, las subidas de impuestos, las privatizaciones... son una forma de ejercer la violencia, de violentar a quienes las padecen y de violar sus derechos, sobre todo si, como sucede, esas bofetadas socio-económicas se perpetran para que la casta gobernante mantenga su estatus.
Los sobresueldos, aunque provengan de las arcas del partido (el PP o el que tercie), salen de los esquilmados bolsillos de la ciudadanía, porque es bien sabido que las subvenciones públicas a los grupos políticos (porque sí, por voto conseguido, por escaño conseguido, por formar grupo parlamentario...) salen de los impuestos de todos o de los créditos bancarios (cuya condonación permanente acabamos pagando, de nuevo, los impositores de a pie en forma de comisiones, intereses y denegaciones de crédito) o, en el peor de los casos, de los sobres de Bárcenas y similares (no parece ser el caso porque estos emolumentos extraordinarios salen en la contabilidad blanca) que también acabamos pagando todos (pues la dádiva negra del constructor de turno, por ejemplo, la regala porque el montante va cargado al erario público o al bolsillo del hipotecado privado en forma de sobrecoste de la obra).
Pues eso: el hecho que contaba hoy Heraldo de Aragón acerca de los sobresueldos del gabinete es tolerado por ellos, inadmisible por nosotros, con reparos éticos e hiere la sensibilidad del personal por su violencia social excesiva. A ver qué nos ponen en el pase siguiente.
No hay comentarios:
Publicar un comentario