Mi amigo y re-pariente José Luis, también conocido como Pichiglás, tiene a bien mandarme un montón de correos interesantes. El último me habla de la burbuja política e incluye un cuadro, que reproduzco, acerca de la evolución de los cargos públicos "a dedo" (o sea de designación política sin que medie oposición) en el área de urbanismo del Ayuntamiento de Madrid.
Lo tomo como un mero ejemplo, porque en todas partes cuecen habas (ya me repito mucho con la frasecita) como ha demostrado la operación Pokemon, por ejemplo, en la Galicia preelectoral, donde andan imputados por corrupciones varias gentes del PSOE (el alcalde de Ourense, por ejemplo), del PP (el dimisionario alcalde de Boqueixón), el BNG (un concejal de Ourense)... Y es que a la hora de poner la mano todos los sinvergüenzas son, eso: sinvergüenzas.
Pero centrémonos en el ejemplo del organigrama urbanístico de Madrid:
Si todo esto lo extrapolamos al resto de Ayuntamientos (en mayor o menor medida y sean del color que sean), Mancomunidades, Comarcas (en el caso de Aragón), Diputaciones Provinciales, Comunidades Autónomas (en cada consejería), empresas públicas, ministerios... resulta obvio que el exceso de personal en las administraciones públicas lo provocan los cargos a dedo y bien remunerados, los enchufados y no los funcionarios, muchos de ellos mileuristas, que están allí mediante una oposición en la que han tenido que demostrar su mérito y capacidad.
Conozco (lo he dicho otras veces) a numerosos alcaldes aragoneses que son asesores de tal y cual consejería regentada por su partido, claro está (y cobran por ello), que ejercen su asesoría desde el lecho conyugal porque ni siquiera tienen una mesa desde la que asesorar.
Mientras no acabemos con esta burbuja política seremos incapaces de salir de esta.
Lo peor es que seguimos en ello, véanse los nombramientos del gobierno recortador en las últimas semanas.
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