Ayer fui a comprar pepinillos a una tienda de encurtidos; en la bolsa, además de la mercancía, me pusieron un papel que habla de una campaña para recoger material escolar organizada entre Cruz Roja y Martín Martín, la tienda en cuestión. Esta vez, al contrario que otras, la recogida no es para Cuba ni para ningún país lejano y pobre, no, esta vez la recogida de lapiceros, bolígrafos, cuadernos... es para España, para los escolares aragoneses y más concretamente para ese uno de cada cinco escolares que tendrá problemas para adquirir su material de aula este curso.
Y es que vivimos en un país al que están empobreciendo a marchas forzadas y, queramos verlo o no, la población de un país pobre, es pobre. Cáritas, que de esto sabe un rato, afirma que el 22 % de los hogares españoles están por debajo del umbral de la pobreza y que el 25 % de los hogares está en situación de riesgo; que solo Rumanía y Letonia nos superan en niveles de pobreza y que vive en España más del 10 % de la población pobre de la Unión Europea. En esto nos están convirtiendo los ajustes de Rajoy, los desconciertos de Zapatero y, sobre todo, los robos de banqueros, presidentes autonómicos o de diputaciones y urdangarines varios, además, claro está de la política supremacista que comanda el IV Reich de Merkel secundada por sus aliados del frente europeo, el Banco Mundial y el FMI.
Hace ya dos o tres años que en algunos colegios de Zaragoza, alumnos sin agua corriente en casa (o sin casa), se dan la única ducha semanal y se cambian de muda, o comen su única comida diaria aprovechando las ausencias del día en el comedor, porque no han podido pagar la cuota mensual exigida, sin que nada de esto haya trascendido a la opinión pública por la discreción del personal en mantener a salvo la intimidad económica del menor y su familia. Este curso, la cosa se verá agravada porque el número de familias en situación de pobreza se ha incrementado notablemente y los recursos públicos destinados a becas de comedor y material han mermado en la misma medida o más.
Mientras tanto, un diputado gallego dice tener problemas para llegar a fin de mes con 5.100 machacantes o Wert decide que la subvención a centros segregacionistas (del Opus y, por tanto con un supuesto nivel económico alto) se mantiene pese a lo que dicte en contra el Tribunal Supremo. Esta invasión de pornografía económica y política nos llevará, tarde o temprano a la calle, para poder comer o para obligarnos a luchar.
Sí, José Ramón, sí, las palabras son las que pones: “pornografía económica y política” y yo diría también que moral.
ResponderEliminarLo de los alumnos que comían y se aseaban sólo las veces que, muy discretamente, se lo facilitaban en los centros escolares, no hace demasiado era excepcional o reducido a grupos muy concretos, y ahora...
En los institutos lo pasaremos mal cuando se repita cada vez con más frecuencia la escena del alumno o alumna que lleva aparte al tutor-a de turno para decirle que no puede pagar el bus de una excursión, o unas cuantas fotocopias, o la fianza de una taquilla... En los coles va a ser más sangrante: niños pequeños y necesidades tan básicas como comer o vestir dignamente...
¿Qué cara vamos a poner cuando nuestros alumnos nos digan que no pueden comprarse un libro o unos mapas? A mí me quita el sueño y lo malo es que somos muchos...
Nosotros ya estamos comprando libros de texto para alumnos de nuestro IES que no pueden pagárselos. Esta mañana sin ir más lejos he tenido una reunión con un par de gemelos que me han asegurado que se van a organizar con un sólo ejemplar de cada libro, porque en casa no pueden adquirir el segundo y ellos lo asumen y van a hacer un esfuerzo para pasar el curso con un ejemplar de cada.
ResponderEliminarAsí estamos y así lo tenemos que contar.
Qué tristeza, y cuánto despilfarro en tonterías y cuánta gente mirando para otro lado.
ResponderEliminarYo también ando escandalizada y todo esto me parece bastante inmoral ¿qué hacemos?Escribir sobre ello ya me parece bien.Gracias, al menos mo me siento tan sola.
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