sábado, 11 de agosto de 2012

Bronce en balonmano

Leo en 20 minutos que los príncipes y la reina Sofía fueron expulsados de la zona mixta en los JJ.OO. de London:


El pobre voluntario que les impidió la entrada se quedó con cara de apabullado tras enterarse de que los no acreditados eran la monarca y aspirantes al trono español. No te aflijas, Jonatán, que hiciste lo que debías. No vayáis a creer que la cara de indignada de su majestá la llevará a participar en el movimiento tú estarás indignado, pero yo estoy hasta los cojones, qué va, es que al personal de la realeza le jode que el populacho haga otra cosa que sonreir y besarles la mano.


Esta tarde he visto al monárquico trío en el partido del equipo de balonmano femenino por el bronce, está claro que su presencia no ha servido para animar a las jugadoras que, probablemente, han jugado su partido más inseguro, perdiendo buena parte de la fuerza, la inteligencia y la vistosidad que ha caracterizado a su juego durante estos días (hasta cuando han perdido o empatado).

El bronce de las chicas del balonmano es merecidísimo, saben jugar hasta contra los árbitros, cosa que no hacen los chicos, y no se achican ante nadie, por superiores que sean. Algunas juegan con los ojos pintados sin dar lugar a que se se les corra el rimel; la portera suplente, que para penaltis como nadie, se llama Mihaela Ciobanu, no es de Pinseque precisamente, sino de Rumanía, y va a dejar la selección porque quiere ser madre (espero que, como es europea, no le retiren la tarjeta sanitaria en el parto); la pivot se llama Begoña y hay dos jugadoras negras: Marta Mangué, de origen africano (Guinea Ecuatorial), a la que más de una vez nuestras fuerzas de orden público han pedido papeles olvidando que los negros también nacen en España (Las Palmas, 1983), y Nelly Carla Alberto, vasca de Donosti, jugadora del  Itxaco. ¡Bien por ellas! por hacer ese equipo en el que Nelly juega en el Havre francés, la gran Verónica en el Randers danés, Marta en el Zajecar serbio... Y la mayoría, aunque hayan nacido en un pueblo tan poco balonmanístico como  Bolaños de Calatrava (Macarena, por ejemplo) Roquetas de Mar o Gijón, juegan en un equipo de Lizarra (Estella, Navarra), que se llama Itxaso.

Lo que no me explico es qué coño pinta el trío monárquico ante tanta multiculturalidad y lo que me jode es que además de pagarles las vacaciones en Marivent (por cierto un palacio que el pintor griego Saridakis legó al pueblo y, nadie sabe la razón, ha sido usurpado por la monarquía), nos hagan el feo de irse a London a nuestra costa gastándose el oro y el moro de la pasta correspondiente a las becas de comedor que no se darán, los libros que no se subvencionarán, los interinos que no se contratarán...

No te apenes, Jonatán, que has hecho bien en no dejarles entrar, tendrías que haberlos mandado a casa, a navegar en el Bribón, que les pagamos la ficha de los viajes y el nombre los ampara.

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