Me siento expropiado de mi condición de ciudadano y pido el amparo a quien corresponda para que me la devuelvan.
En la vorágine de ruido y más ruido generado en torno a los indultos a los presos tras el procés, los contrarios a la medida de gracia se han convertido en okupas del concepto de español o española y su cruzada demagógica se ha apropiado de mi yo español, de mi yo aragonés e, incluso de mi yo bilbilitano.
Resulta que convocan una, al parecer, minifestación en la madrileña plaza de Colón en la que, a decir de los convocantes están los españoles de bien. Entonces yo, que ni estaba en la convocatoria ni me siento concernido por su objetivo ¿qué soy?, según su ultranacionalismo excluyente o no soy español o soy español de mal. Por no pensar como ellos, o me acaban de cancelar el DNI o dudan de la bonhomía a la que moralmente aspiro.
Los mismos, se van hoy al Congreso de los Diputados a reiterarle a mi yo ciudadano la misma idea: oiga usted, señor yo ciudadano de José Ramón Olalla, le comunicamos que ha sido desposeído de su condición de ciudadano español porque el sentir de los ciudadanos españoles lo representamos nosotros, la derecha ultamontana llámese como se llame, y usted no opina como nosotros.
No contentos con eso, se vienen a Aragón y como si no tuviéramos otros problemas aragoneses de los que ocuparnos, me dicen que no soy aragonés, porque los aragoneses (no el PP aragonés, el ciudadanos aragonés, el PAR aragonés o el VOX aragonés -si es que esa alucinación puede existir siquiera en el imaginario que produce monstruos-) estamos contra los indultos. Y mi yo ciudadano, que es aragonés, me dice que los demagogos de lo suyo y usurpadores de lo ajeno, me han birlado mi condición regional porque mi opción no es la suya.
Ayer mismo, un concejal bilbilitano, justificaba la moción aprobada por los mismos partidos en el Ayuntamiento de Calatayud en contra de los indultos, diciendo que la ciudadanía bilbilitana está en esa oposición y afirma que lo sabe de buena tinta porque ha hablado con ella. Me pregunto dónde estaría yo ese día, porque a mí no me ha consultado. O a lo peor es que perdí mi condición de bilbilitano desde que uno de sus ilustres predecesores se permitió dudar de mi capacidad de opinar y participar porque no llevo "sangre bilbilitana en las venas" y alguno de sus déspotas seguidores se dedicó a enviarme amenazas que no solo incluían mi integridad sino la de mi familia.
Mala manera, la exclusión, de gobernar o de aspirar a hacerlo.
Para que conste: soy español, aragonés y bilbilitano con sangre (villafranquera en las venas, aclaro), estoy a favor de los indultos y creo que otra España y otro mundo son posibles si dialogamos. Al fin y al cabo, la mayoría de las banderas las fabrican en China.
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