Leo en el Heraldo que este finde hay, en la calle de las Armas, un encuentro de furgonetas de comida superflus que no pienso perderme.
Lo malo es esa fiebre por revestirlo todo de inglés como si cagar en el water fuera mas chic que hacerlo en el retrete y que bautiza a las tales furgonetas como foodtrucks y al encuentro como catatruck, con lo molón que sería furgocata o, para que sea más acorde con la población del Gancho, fragocata.
¿O es que los navarros, por ejemplo, van a tener que cambiar la letra de su conocida canción y, a partir del invento, serán pillaos por el foodtruck del helao?
¡Vamos, no me jodas!
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