sábado, 23 de marzo de 2013

Educación no es beneficencia

Mi querida Sol Barreiro me trae, a través de facebook, esta noticia de Heraldo de Aragón:


Y tiene razón la consejera (aunque solo sea a medias pues, y a sus hechos me remito, más bien parece que no dirija ni una cosa ni la otra si admitimos, con la RAE, que dirigir es: Enderezar, llevar rectamente algo hacia un término o lugar señalado y todos entendemos lo mismo por enderezar y rectamente). El departamento de Educación no es un departamento de beneficencia, ni mucho menos, es un departamento que debería gestionar uno de los derechos fundamentales e inalienables (palabra antigua que habrá que recuperar y grabar a fuego en la puerta de cualquier administración pública, especialmente la educativa y la sanitaria).

Por lo que parece la educación consiste en que haya un colegio (da igual cómo esté dotado), con unos maestros (da igual cómo estén apoyados), que enseñen matemáticas a montón y, sobre todo, que usen los garbanzos únicamente para enseñar a contar, no sea cosa que los niños, algunos de ellos malnutridos, se los vayan a comer, que no estamos aquí para defender los derechos del niño ni siquiera para atender sus necesidades básicas. Y el que no los pueda mantener, que no los hubiera tenido (¡Huy!, eso no, que pasamos por ser garantes de la moral, y eso es pecado).

Para dar de comer a los niños que lo necesiten ya habrá maestros y maestras que pongan fondo común para comida o lleven bocatas de casa o padres y madres que paguen el comedor de otros niños que no son los suyos, porque los propios comen en casa o plataformas que reivindiquen soluciones al problema...

Pero sepa la consejera que toda esta gente que sí intenta alimentar a los niños con problemas para acceder, no a las matemáticas, sino a la comida, está de acuerdo con sus palabras y sus hechos: ellos tampoco practican la beneficencia, practican la Justicia.

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