Desconozco la razón de ese empeño en remarcar las diferencias entre el personal cuando son mucho más abundantes las semejanzas, como he podido comprobar por ahí, a saber: griegos, noruegos, marroquíes, alemanes, franceses, portugueses, británicos, españoles, italianos, tunecinos, checos, húngaros, austriacos, belgas, holandeses (con sus correspondientes femeninos) y un largo etcétera de nacionalidades diversas somos más parecidos de lo que interesa reconocer.
Si titulo esta serie en Alemania también cuecen habas no es porque quiera criticar a los alemanes, todo lo contrario, quiero agradecerles que me hayan mostrado en este viaje que son gente normal, vamos, personas humanas, como todo hijo de vecino y que Alemania es un país tan normal como el nuestro, donde el personal se divierte y se toca las pelotas trabajando cuando puede, tal vez de manera más eficaz, pero se toca las pelotas trabajando como en todo el mundo.
Mañana más.
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