Parece que los obispos y arzobispos agros (de mala calaña en mi pueblo) se crecen con las fechas navideñas o con otras fiestas relevantes del culto católico.
Demetrio Fernández, agro-obispo de Córdoba, mostró en tiempo de adviento su más avieso perfil inquisitorial calificando, como un Torquemada cualquiera, de aquelarre de laboratorio la fecundación in vitro. Demetrio demuestra su idiotez sobre el amor, la pareja y la maternidad o paternidad responsable. En la misma carta a sus ovejas, indica que, en casa, cuanto más varón sea el varón, mejor para todos; me da miedo deducir a qué se referirá el prelado con esa expresión, sobre todo conociendo qué opinión tiene del feminismo, expresada en otra misiva al rebaño cordobés, y de la mujer en general, cuyo lugar es la casa, según asegura ferviente.
Mi único consuelo con este aspirante a inquisidor es recordar el destino de Sarvonarola, el inquisidor de Florencia que probó el mismo hierro con el que mataba.
El zullenco arzobispo de Toledo, aprovecha el tiempo de epifanía, para manifestar, en el boletín diocesano "Padre Nuestro" que "frecuentemente la reacción machista tiene su origen en que ella ha pedido la separación". Así es que la idea de la separación o el divorcio tiene la culpa de los 56 asesinatos machistas del año pasado, de los dos que ya sufrimos en los primeros cinco días de 2016 y de los 71 de 2007, los 84 de 2008, los 68 de 2009, los 85 de 2010, los 67 de 2011, los 57 de 2012, los 57 de 2013, los 59 de 2014... Braulio Rodríguez, el agro-arzobispo de Toledo es un zullenco que caga más mierda por su boca que por su culo.
Agros y zullencos, Demetrio y Braulio, y es que, aunque no sea mi estilo, no me dejan otra que insultarlos y ni siquiera me arrepiento.
Con mi más profundo desprecio, atentamente:
José Ramón Olalla
me uno al desprecio
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