Ellos y ellas han construido la transformación de la enseñanza en democracia, el paso de la enciclopedia Álvarez a la EGB y posteriores fracasos legislativos, del mes de las flores a la primavera educativa que convirtió a un país de pobres sometidos ya desde la escuela en un país de lectores, obreros cualificados, universitarios... también pobres (pero eso no es demérito suyo).
Una generación docente que llegó con la Ley Villar Palasí de 1970 y que han tenido que sobrevivir a otras cinco leyes más (hasta la LOMCE les ha tocado este último año) a base de practicar la pedagogía del sentido común que siempre se acaba imponiendo al sinsentido legal. Fueron los que pusieron patas arriba las aulas y las mentes de los alumnos. Los maestros y las maestras que me enseñaron a ser maestro después de acabar la carrera, porque en la carrera no se aprende a serlo, ni entonces ni ahora.
Esta mañana me he encontrado con un vídeo dedicado a otro ya jubilado, se lo han regalado sus compañeros de La Almunia a Amado Martínez Bel (tomo prestado a su amigo José María para decir que nunca un participio fue un nombre propio tan significativamente cierto). Gracias, maestro
Hoy, también será el último día de trabajo de mi querida Rosa Pérez Romero, una fuerza de la naturaleza a la definiré con una sola cualidad: Todas (espero que la familia Peguero no me tache de exagerado. Gracias, maestra.
Tiempo de abrazos y principio de añoranzas, sí: los finales de curso dejan en el haber el gusto de tiempo y esfuerzo, ilusiones y cabreos compartidos con personas que se han hecho un hueco en los afectos personales. Algunas se van voluntariamente a otras les acompañan hasta la puerta en aplicación de no sé qué estúpida norma que sólo se tiene en cuenta a si misma para regocijo de los incompetentes que la aplican, pero que ningunea a las personas y a su trayectoria.
Por eso hoy, treinta de junio de 2015, empiezo a echar de menos a mi compañera Pilar Bazán, probablemente la única asesora imprescindible. Seguirá trabajando en el aula, pero ya no trabajaremos juntos, por eso la añoro desde hoy mismo. Gracias, maestra.