sábado, 11 de mayo de 2013

Sé lo que hicisteis el último congreso

Sí, sé lo que hicisteis el último congreso: elegir a un percebe. La metáfora que titula el nuevo libro de Rosa María Artal: salmones contra percebes os alinea con esos crustáceos que, capaces de nadar en su juventud, se aferran a la roca en su madurez: conservadores, temerosos y dóciles; lo siento, pero no sois los salmones de los que habla la Artal: valientes, inquietos, inconformistas, capaces de nadar contracorriente y de luchar contra los obstáculos para llegar a su objetivo.


Alguna vez he escrito acerca del sorpasso que la sociedad civil está ejerciendo sobre las organizaciones tradicionales: partidos políticos y sindicatos sobre todo. Necesitados de luchar para no rendirnos nos organizamos como podemos en mareas y buscando adhesiones de otra gente en las mismas circunstancias, huérfanos de unos agentes sociopolíticos trasnochados por inmovilismo que no, tampoco nos representan.

Y mientras las mareas fluyen los referentes caducados se agarran a su roca y defienden no los intereses generales sino los suyos propios, los de su propia roca. Que Daniel Alastruey se arrogase ayer, para sí mismo y para su sindicato (o para el de sus primos, es lo mismo) la patente de la representatividad social no deja de ser una estupidez (el sindicalismo soy yo -o mi grupito y yo, que lo mismo da- no deja de ser despotismo y, sobre todo, ceguera de aquel ciego que lo era por no querer ver, porque los sindicatos son unas entidades en quiebra económica y, sobre todo, moral). Que se permitiese el lujo de amenazar a los movimientos ciudadanos que, no sólo los adelantan, sino que los hacen correr con la lengua afuera para intentar (que no conseguir) estar a su altura no es sino la demostración palmaria del percebismo de quien lo dijo y del gregarismo percebe de los que aplaudieron semejante desatino.

Decía Rosa María Artal en la SER que Rajoy es el prototipo de percebe, pero el modelo crea tendencia, y en los congresos de las organizaciones sociopolíticas triunfan los percebes, seguramente porque los salmones que allí estaban, hartos de pasividad, nadan contracorriente, río arriba, con otros salmones en el mismo empeño. El percebismo no quiere cambiar el sistema, sino mantenerlo para mantener así su statu quo y en ello están Alastruey y su muchachada; Rajoy y la suya; Rubalcaba y su desencantada infantería; el matrimonio Cándido&Tocho (reelegidos tras dejar anémicos de principios y de bases a sus respectivos sindicatos) y su cada día más mermada prole; Rosa Díez, Biel y cualquiera otro cuyo objetivo manifiesto u oculto sea mantenerse soldado a su trozo de roca.

Sé que es un ejemplo irrelevante, pero igual tendría que preguntarse Alastruey por la falta de pegatinas o banderas o, sobre todo, iniciativas (que no personas) de su ente el 1 de mayo en Calatayud o también el 9 de mayo, en la huelga educativa, sin ir más lejos. Digo Alastruey porque se lo ha ganado a pulso, como podría decir Buey, Tocho o Méndez, que no vamos a establecer ahora una clasificación de percebismo.


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