No es que nos vayamos a escandalizar a estas alturas de que los políticos y otros altos cargos públicos pongan la mano mientras llaman a la austeridad del populacho en un gesto que podríamos calificar como macarrismo moral (o la metan directamente en la caja o contraten -por un pico y con cargo al erario público, a mi extra de Navidad, por ejemplo- como asesores a cuñaos, primos, amiguetes o hermanas de Esperanza Aguirre y chupapollas, libacoños o lameculos que, si fueran literalmente asexores, todavía servirían para algo). No, ya no nos escandalizamos por nada: ni por la creciente lista de políticos imputados por corrupción (y los que vendrán), ni por la lista de políticos con cuentas en Suiza, ni por las prebendas de sus (suyas) señorías, sus (suyas) excelencias, sus (suyas) ilustrísimas ya sean diputados, presidentas y presidentes o consejeros autonómicos, alcaldes o cualquier otro mamanóminas de sus círculos...
Las supuestas mochilas llenas de billetes de a 500 de Pujol hijo hacia Andorra, el indulto a los estafadores de Unió Decocrática de Catalunya en el caso Pallerols, el caso Palau o las ITV de Convergencia... (cuando Catalunya sea independiente,la marca Catalunya, por afinidad, será una butifarra -per una catalunya lliure i corrupta-) o los veintitantos kilos de Bárcenas (ex-tesorero del PP) en Suiza (22 milloncetes) y USA (dos y pico) ni siquiera nos extrañan. Solo nos cabrean.
Hoy nos desayunamos con que el tal Bárcenas y sucesivos y/o anteriores jefes populares (incluso cuando Rajoy ya dirigía el cotarro) pagaban en B o en C (en negro, vamos) a los altos cargos del PP con unos sobres mensuales entre los 5.000 y los 15.000 euracos. Pasta que, obviamente, salía de operaciones en negro con mafias y tramas que obtenían beneficios y prebendas de su relación con todos esos políticos.
La consigna pepera es que no les consta y dictan normas para escurrir el bulto mientras Rajoy calla, no sea cosa que Bárcenas, que mantenía despacho y privilegios en la sede del partido pese a su cese, ponga en marcha el ventilador y la mierda salpique a muchos y a muchas (su apelativo el Cabrón tiene fundamento: ha estado chantajeando a la cúpula de Gnénova para mantener estatus en la casa a cambio de no tirar de la manta). La consigna de la fiscalía ¿anticorrupción? es que no va a investigar de oficio, claro, no vaya a ser que descubran algo. La consigna de Hacienda es escurrir el bulto y ponerse en el borde del precipicio ante las sospechas ce que la amnistía fiscal fuera un traje a la medida para el Cabrón y la pasta gansa amasada al amparo de su cargo en el PP.
Y el personal de a pie a gritar su indignación ante las sedes del PP, no nos queda otra, pese a lo que diga Cifuentes (que es la delegada del gobierno en Madrid, no la delegada del pueblo madrileño, aclaro). Cómo no vamos a ser unos indignados, radicales y putos antisistema si el sistema está tan enmerdado que no podemos ni soportar el hedor.
Ya nos vamos enterando: no hay que rescatar a España, hay que rescatar a los españoles de las garras de toda esta panda de mangantes: políticos, banqueros y empresarios mayormente. Y de esta chusma nos tendremos que rescatar nosotros solos en compañía de todos.