Llevo meses, casi desde que nos impusieron esta crisis (quien quiera que sea el que se haya apropiado el derecho -divino, por descontado- de decretarnos este virus) buscando la palabra que me la defina; he encontrado adjetivos como galopante o persistente (los economistas, salvo Sampedro, no conocen contumaz); me he encontrado con nombres propios como Papandreu, Standard & Poors o Merkel; y verbos como caer, hundir, desplomar o derrumbar; también adverbios como tarde, abajo, menos, poco o nada, y adjetivos como mal, peor, fatal...
Hace un rato, mientras escribía otra tontería, me ha venido el palabro a la boca: autofagia, que es uno de esos concetos (Pepe Blanco lo dice peor) de biología que ni los alumnos de bachillerato conocen, tampoco los de economía ni los de la carrera (cualquirea de las dos...). El capitalismo padece autofagia.
A lo peor (a lo mejor) tenía razón Toymbee y nos estamos cayendo del guindo con todo el equipo.
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