Las elecciones locales de 1987 si que fueron un empandullo, un 68,46% de votantes dio escaño concejil a, al menos, un miembro de cada uno de los partidos concurrentes. Eran tiempos en los que la entonces llamada Federación de Partidos de Alianza Popular no aglutinaba a toda la derecha y pese a que buena parte de la UCD se había encuadrado en dicho movimiento y otra (los socialdemócratas de Francisco Fernández Ordóñez y su partido de acción democrática) ya eran parte del PSOE, todavía quedaban exmiembros de UCD que mantuvieron el PDP (los democristianos liderados por Óscar Alzaga) y el CDS (centro democrático y social) que se reivindicaba como heredero directo de la UCD.
La victoria socialista con seis concejales de 17 no fue suficiente para un gobierno en mayoría, que solo recibió el apoyo explícito del concejal de Izquierda Unida (el señor Cebrián, que provenía de las primeras elecciones con el Movimiento Comunista y acabaría siendo candidato del PSOE en las siguientes). La abstención de unos y el voto en favor de la propia candidatura de otros conformó el gobierno socialista presidido por Jorge Sánchez, como lista más votada, en minoría.
Por otra parte, el Gobierno de Aragón fuente de financiación y compuesto por una coalición PAR-PP presidida por Hipólito Gómez de las Roces del PAR no fue el más propicio para prestar apoyos al municipio de Calatayud sino a dejarlo morir de inanición.
Paralelamente, la Diputación de Zaragoza estaba en manos del PSOE y José Marco la gobernaba a su forma y manera, que era personalista y pensada para aislar a quienes pudieran hacerle sombra en el partido, a él y a su segundo, Pascual Marco, diputado provincial por Alhama de Aragón (del mismo partido judicial de Calatayud), que reforzaba su posición territorial mediante una clara animadversión al PSOE bilbilitano. Así lo que podría haber sido un apoyo importante para el municipio bilbilitano en forma de apoyos económicos se convirtió en un abandono más notable, si cabe, que el de la propia DGA.
En estas circunstancias, desprotegido por su partido y acechado por la oposición, el fracaso del nuevo gobierno estaba anunciado desde el principio, sólo había que dejar el tiempo suficiente para que los partidos de la oposición pusieran en orden sus ambiciones personales, se repartieran las concejalías y se organizaran.
Fue la tarde-noche del 18 de octubre del año siguiente 1988 cuando los 4 concejales del PAR, unidos a los 3 del CDS, 2 de AP y al del Partido Demócrata Popular presentaran una moción de censura mediante la cual fue elegido alcalde José Galindo.
El pleno fue tumultuoso, seguido desde una pantalla por los vecinos arremolinados en la plaza del Mercado que, custodiados por la policía, increpaban a los censores en sus intervenciones. La tensión llegó a su punto culminante en el momento del escrutinio y grupos exaltados persiguieron tras el pleno al nuevo alcalde, custodiado por la policía hasta su domicilio, donde se organizó una protesta expontánea.
Comenzaba pues una nueva etapa de gobierno de la derecha encabezada por el PAR y donde fue cobrando protagonismo el partido instigador de la moción de censura: Alianza Popular, liderada por Fernando Martín que sería, con el paso de los años, el gran beneficiado del proceso.
Como resumen, citaré las palabras que me confesó el diputado provincial del CDS por el partido judicial de Calatayud en aquellos días: Jorge (Sánchez) era el pañuelo de la soga, pero los de cada lado no tiraban para llevarlo hacia uno u otro lado, sino para romperla justo por el pañuelo.
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