martes, 3 de abril de 2018

La cabra, la procesión y el fundador.

Ver a cuatro ministros cantando el himno de la legión en la procesión del Cristo de la buena muerte me dio grima: clero, gobierno y ejército son una combinación que transporta a aquellos tiempos en los que los obispos fascistas bendecían a un Franco bajo palio.



Para dar ejemplo a los escolares que tendrán que aprender estas bonitas canciones en próximos cursos, Méndez de Vigo, Catalá y Zoido, amén de Cospedal, entonaron aquello de que son los novios de la muerte durante la citada procesión mientras los legionarios desfilaban y portaban al Cristo (el mismo que dijo: Este es mi mandamiento: que os améis los unos a los otros, así como yo os he amado -Juan 15:12-13-). a brazo alzado y con escolta de armas, como corresponde a este estado aconfesional y pasado de rosca.

Dándole una vuelta al asunto, mi grima se convierte en un reír por no llorar al percatarme de que de todos los colectivos intervinientes: ministros, clero, ejército e, incluso, asistentes al espectáculo (si les movía la fe cristiana y no el sentido del espectáculo), la única coherente era la cabra.

En este estado de cosas, el 1 de abril toca que la fundación dictador Francisco Franco, haga apología del genocidio franquista y no pasa nada; mientras en Alemania, la susodicha organización fascista está bloqueada en las redes sociales. Aquí se juzga y se condena a cualquier gilipollas que publica una gilipollez en su red social, o a cualquier otro que, con peor baba pide la vuelta a tiempos de violencia extrema, o se censuran revistas satíricas por orden judicial, o por la misma vía se secuestran libros de investigación periodística sobre narcos... En este mismo país, digo, se permite y se subvenciona que una organización fascista loe el genocidio y al genocida. Esto sí que es para llorar y para rebelarse.

Y también es para llorar y, sobre todo, para rebelarse que el ministerio de defensa (el mismo que mangonea ese novio de la muerte llamado María Dolores de Cospedal) aparezca como patrocinador de un acto en honor a Millán Astray, en cuyo cartel aparece el novio de la muerte por antonomasia haciendo el saludo fascista.


De todos los personajes citados, me sigo quedando con la cabra, me identifico más con ella.


No hay comentarios:

Publicar un comentario