martes, 26 de diciembre de 2017

Ni las buenas noticias lo son

Es una pena que ni las buenas noticias sean buenas noticias. Hoy nos hemos desayunado con la firma del acuerdo para subir el salario mínimo hasta que alcance la friolera de 850 € en el año 2020. Lo que quiere decir que este año próximo subirá un 4%, hasta 735,9 € (858,55 € en 12 pagas) e irá subiendo hasta 2020, eso sí, siempre que lo permita la economía. Considerando que el rey tiene 21.422€ diarios para mantener su casa y su boato o que su salario asciende a 647 € al día, es comprensible mi sarcasmo.


Ahí que se han retratado los artífices de tan magnánima subida: sindicalistas, patronos (que han mostrado durante todo el proceso negociador el colmillo arguyendo su apuesta por la economía al estilo oriental a base de producir mucho y bien a bajo coste salarial), la ministra de trabajo que nunca ha trabajado y el presidente de este desgobierno.

Algunos de los argumentos patronales para no subir más el salario mínimo han sido los de siempre:
  • Que se potenciará la economía sumergida (dando por hecho que muchos de sus camaradas son unos explotadores a los que se la trae floja lo de los derechos laborales en particular y humanos en general).
  • Que habrá más despidos (porque, claro, aquí se trata de obtener muchos beneficios al coste que sea).
  • Que la economía será menos competitiva (todavía lo sería más a base de trabajo esclavo).
  • ...
Este país del que tan orgullosos estamos, está muy por debajo de esos países a los que queremos parecernos en cuanto a salario mínimo se refiere, y si no lo creen, comparen:



Dicen  en los medios televisivos afines al régimen que es cosa del nivel de vida, y que cobramos menos porque los precios también son menores, pero esta afirmación no resiste algunas comparaciones, por ejemplo:

Precio del KW/hora en Europa:


Precio del gas en Europa:

Evolución del precio de la vivienda en Europa hasta 2017

En fin, que en el Telediario pueden decir lo que les mande el gobierno nacional, pero los datos son los datos, matemática incuestionable de la pobreza.

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