sábado, 9 de agosto de 2014

La mona veraniega


Podremos, o no

Esta tarde he estado en la presentación de Podemos en la Comunidad de Calatayud y ha estado bien. Pese a que no he podido escuchar el acto completo, me permito escribir algunas conclusiones paciales:


Comulgo con el discurso porque me reconozco en él, aunque le falte la rasmia que a mí también me está fallando. Al fin y al cabo es el discurso de la izquierda de toda la vida, el que supieron definir, en tres palabras, allá por la Revolución Francesa: libertad, igualdad, fraternidad (con los aderezos, marxistas o no, que se quieran añadir al guiso). Hasta aquí nada nuevo, salvo la vestimenta informal de los intervinientes y las camisetas oficiales del merchandising.

Sin embargo, sí que había alguna novedad:
  1. GENTE. Sin aperturas, eso sí, pero más de la que esperaba en este Calatayud que, como siempre se dice, todos sabemos lo que es, aunque nadie lo sepa realmente.
  2. MENOS GENTE, que en la concentración de ayer por el fin de la masacre en Gaza, lo que demuestra que no todos estamos en el mismo rollo.
  3. Y lo que me ha resultado más satisfactorio por aquello de reconocerme: que la política la hacemos todos.
Lamentablemente, conozco de cerca el poder que tienen los aparatos de los partidos tradicionales, donde sigue funcionando aquello de "el que se menea  no sale en la foto". Si Podemos es capaz de articular una dinámica interna saneadamente democrática y la gente de la calle se siente representada en sus decisiones, no me extraña el miedo que provocan en los cuadros políticos tradicionales, plagados de arribistas, lameculos y correveidiles.

Bueno, que también había curiosos y otras hierbas de paisano, que nunca sé si las manda el Chérif Alcalde o están allí porque les mola.