miércoles, 1 de mayo de 2013

Escraches


La calle está que arde y los escraches se multiplican: la gente de STOP desahucios quiere decirles a los políticos, a la cara, que no nos representan y como los padrastros de la patria no tienen una ventanilla abierta para recibir reclamaciones por su nefasta gestión, el personal tiene que plantarse ante la puerta de sus señorías para recordárselo.

Pero no son sólo los señores diputados que dan la espalda a los afectados por la hipoteca los destinatarios de tan legal forma de protesta. Viene a resultar que dar por el culo a la ciudadanía es la afición preferida de la clase política, por eso consejerosconsejeras de todo pelaje, condición o departamento (y otras gentes del buen vivir, vicepresidentas incluidas), aplicados con fruición a la faena antedicha reciben las iras domiciliarias de los sodomizados por sus decisiones.

Como estos oligarcas ven al pueblo indignado con el mismo desprecio que ejercía el señor con el siervo, como no acaban de entender que el personal pueda decirles lo que piensa y pese a lo legal de las protestas (lo dice hasta el presidente del Supremo), han apañado una medida para que los escraches se queden a trescientos metros de sus sacrosantas moradas, rodeadas de cordones policiales no sea cosa que la chusma no se haya puesto desodorante antes de ir a decirles ahí te pudras.

A todo hay que buscarle el lado bueno y el cordón policial a trescientos metros del domicilio proceril tiene su lado bueno: dependiendo de como sople el aire, los indignados por cualquier causa quedarán protegidos del tufo a podrido que desprende el cadáver de la representatividad.

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