viernes, 22 de febrero de 2013

Escrito en un curso

No sé si nos merecemos un mundo tan cambiante, una sociedad tan cambiante, unos sistemas tan cambiantes, pero es lo que tenemos y, mientras no seamos capaces de cambiar el estado de las cosas, tendremos que intentar adaptar las circunstancias que nos rodean (y que nos afectan) al paradigma educativo propio, a ese modelo ideal que llevamos en la cabeza y que consigue que sigamos aquí y que sigamos formándonos para aproximarnos a él, siquiera levemente.



Hemos vivido tiempos de recursos, vivimos tiempos de ajustes y viviremos quién sabe qué tiempos y en todos los casos nos aferramos (y nos aferraremos) a la lírica educativa, aunque corran malos (o aunque corran buenos) tiempos para la lírica educativa. Al fin y al acabo la enseñánza está hecha de versos: breves, algunos; interminables, otros. Asonantes, consonantes y hasta disonantes. Que construyen estrofas, rimas y sonetos, o versos libres, tan necesarios... y tetrastrofos monorrimos, y quintillas, y romances, de ciego o no, y hasta estructuras poéticas absoluta y absurdamente académicas, como si de un juego se tratara (o de cosa seria, que también).

Y es que la lírica de la enseñanza la creamos todos a nuestra bola y la componemos de recursos y no recursos y sin recursos... Por eso, ahora es hora de empeñarnos en exprimir lo que tenemos y empeñarnos en conseguir que la reivindicación (imprescindible en la riqueza y en la pobreza, en la salud y en la enfermedad) no se convierta en una excusa. Ahora más que nunca. 

1 comentario:

  1. No se si viene muy a cuento de tu artículo, aún así voy a compartir un fragmento de algo que ha venido a mi hace unas horas. Más que nada por aquello de "no lamentar(se)", de "si implicar(se)" y de intercambiar(se):
    "A las y los docentes es la necesidad la que nos vincula, pero no podemos confundir la necesidad con el lamento que es ‘el sello del sufrimiento’ [...] y que involuntariamente refuerza aquello de lo que nos quejamos. Sin embargo, atrevernos a decir y hablar de la necesidad nos lleva a la realidad donde la cultura vuelve a ser algo vital. Quien se lamenta se considera siempre inocente, mientras que decir la necesidad nos implica personalmente y de manera muy fuerte con algo que nos apremia y nos urge para crear contextos de saber donde se dé el intercambio entre quienes madrugan cada día para aprender con quienes sienten la pasión de educar y enseñar."
    De Chiara Zamboni, en "Decir la necesidad".
    Me gustan tus reflexiones Joserramón.

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