viernes, 9 de noviembre de 2012

Senado, ¿dígame?

Ser senador, además de un chollo, tiene que ser aburridísimo porque estar (o no estar) en un cargo para ver cómo pasan las horas, los días y los meses durante cuatro años hace que el tedio se instale en las vidas de sus señorías (las suyas).


Por eso es comprensible que estos abnegados próceres necesiten uno o dos smartphones (a cuenta del contribuyente, claro está) y, aunque no está demostrado que esos 440 teléfonos inteligentes hayan contribuido a elevar la inteligencia de los miembros y miembras de tan alta y democrática institución, es un hecho que el gasto en llamadas y mensajitos contribuye a paliar la sensación de hastío que necesariamente han de sentir estas sus señorías (las suyas) por tocarse sus partes sexuales con mayor o menor satisfacción (por aquello de no usar palabras groseras tan de mañana).

Imagino a los ocho senadores aragoneses del PAR llamando permanentemente a toda esa pléyade de asesores repartidos por la geografía aragonesa y perceptores de sueldos públicos por hacer todavía menos que sus asesorados (y, además, desde su propia casa); una conversación de esta guisa es posible:

- Paco, ¿cómo va?
- Pues muy bien, senador, aquí en el pueblo, echando un guiñote con los del PP
- Oye, Paco, que me tienes que juntar al comité local para este fin de semana, que me apetecen unos caracoles a la brasa de esos tan ricos que hacen en la fonda.
- Ya ¿y quién  paga?
- No te preocupes, que lo paso a dietas por visita oficial.
- Oye, senador, ¿y lo de la chica...?
- No te preocupes, Paco, que está hecho; la tuya y la de Federico, el alcalde de Mangurrinos entran en enero como monitoras de deportes de la comarca, que la Rudi os sube el presupuesto a las corporaciones comarcales.
- Ya, pero lo divide entre cinco para el Ayuntamiento.
- ¿Tú no cobras como consejero comarcal?
- Sí
- Pues entonces de qué te quejas, aprovecha la subida de la contribución y ya está... Por cierto, que te llamaba para que me asesoraras en una cosa.
- Tú dirás.
- Resulta que estoy aquí en un dilema, a ver si me puedes ayudar tú.
- Venga pues.
- A ver, vertical, siete letras, empieza por c.
- Si no me dices algo más...
- Espera, que va la definición: dícese del embutido de color rojizo o de la persona que roba el dinero de los demás.
- Pues no caigo ahora senador, igual si llamas a Federico...

Ni lo sabrá Federico, alcalde de Mangurrinos y asesor; ni Romualdo, concejal de Latrocinos de abajo, analfabeto funcional y asesor de medio ambiente; ni Engracia, cuyo flamante graduado escolar le ha servido para ser concejala de Villarramplas y asesora de industria, pero así el senador se da un garbeo satisfecho por sus dominios.

Sus señorías (las suyas) han hecho, en un año, 18.000 llamadas telefónicas a líneas 902 y 16.000 mensajes a líneas premium (las de concursos, juegos, servicios de chat, contenidos para adultos y programas de televisión (1,2 euros por SMS)... EscandalosoSolo nos falta enterarnos de que los partidos se han instalado líneas 902 para que sus senadores los financien.

Tenenemos que encontrar una fórmula para que sus señorías (las suyas) dejen de aburrirse en el senado; se me ocurren dos:

La primera es ponerlos a currar, y como la política no da para mucho y ya está el congreso para cagarla habitualmente, podemos utilizarlos para limpiar los bosques en invierno o fregar los centros escolares u hospitalarios que han visto reducidas las contratas de limpieza, servicio más alto a la sociedad jamás se ha visto. Así solo podrán usar sus dispositivos portátiles en la hora del almuerzo (siempre y cuando el contratista de la limpieza lo permita).

La segunda es cerrar el senado a cal y canto, mandarlos a casa con lo puesto, previa devolución de iphones y demás prebendas y apuntarlos a las listas del paro, a ver qué empresa decente (indecentes muchas) contrata a alguien en cuyo currículo figure el empleo de senador (todavía no aparece parásito como sinónimo en wordreference, pero todo se andará).


Para colmo, la noticia coincide con otra: sus colegas los diputados, que gozan de un iPad por cabeza, han perdido, estropeado o se han dejado robar (es que hay mucho chorizo en la cámara) un total de 44 de estos útiles aparatos en los que pueden consultar permanentemente el estado de la prima de riesgo (o de un tal Riesgo, dependiendo de si es económica o carnal); las noticias sobre la trama de corrupción en la que corresponda que estén inmersos o seguir el pleno del congreso desde la sauna.

Alucino, llevo un montón de años dedicado a esto de las TIC en la escuela y los chavales cuidan muchísimo más el material informático que sus señorías (las suyas), los pierden mucho menos, no se los dejan robar (en los centros hay menos chorizos que en la cámara) y los usan para cosas serias: hacer sus trabajos, vivir en la red... Sin embargo a sus señorías (las suyas) se los van a reponer mientras que a los chicos ni se los arreglan ni se los renuevan. Pena de país.

Menos mal que veo brotes verdes entre tanto dispendio y leo en Heraldo de Aragón que El Gobierno reduce a la mitad sus coches oficiales para ahorrar 10 millones, mi propuesta es que les quiten la mitad inferior, así tendrán que ir a golpe de pinrel, como los picapiedra.


No hay comentarios:

Publicar un comentario