sábado, 20 de octubre de 2012

Asilo político


Hace poco menos de un mes, Rajoy apelaba desde Nueva York a la mayoría silenciosa que no sale en las portadas de la prensa ni abre los telediarios para enfrentarla a los ciudadanos indignados que salieron a la calle para rodear el Congreso el 25-S. Decir obviedades es la característica de los necios: pues claro que había más gente en casa que en la calle, ¡no te jode! De la misma manera que por mucho que alardee el registrador de su mayoría absoluta, un 70 % de silenciosos o indignados españoles no le votamos en las elecciones de 2011 y no por ello presenta su dimisión; de la misma manera que ese 33 % de los llamados a las urnas no votaron a nadie ni falta que les hizo y no exigen (o sí) para ellos la mayoría absoluta pues son un millón y pico más que los votantes que se la dieron al PP. Las cuentas son las cuentas y las obviedades son las obviedades.

Leo que la reforma del código penal que nos prepara aquella gran esperanza blanca de la derecha reconvertida en azote de la libertad que se llama Ruiz Gallardón castiga hasta con seis meses de prisión ocupar una sucursal bancaria de esta guisa; hasta con dos años interrumpir el transporte público de esta otra; hasta con  cuatro años y con la consideración de atentado puede castigarse la resistencia a la autoridad de esta manera; agredir a un político será atentado y puede suponer seis años de prisión; difundir por medios públicos actuaciones que alteren el orden público hasta un año de prisión (o sea, por muchos de los articulos de este blog un año de talego) ...


Resulta que, desde el mes de agosto, Llamazares anda pidiendo al gobierno la información del caso Falciani, el ex-empleado del banco suizo HSBC que se ofrecía a desenmascarar a los defraudadores españoles y del que nunca más se supo.

Viene a resultar que los directivos de ese banco malo que anuncian se embolsarán anualmente varios millones de euros en concepto de sueldos, eso sí, muy precarios comparados con los de otras entidades.

Que los congresistas no aceptaron a trámite una iniciativa legislativa popular para eliminar las prebendas de los parlamentarios censantes, ni aceptarán ninguna otra como así ha sido desde el principio de los tiempos.

Que el New York Times anda denunciando a los grandes defraudadores (de los de a miles de millones) españoles y nadie mueve un dedo.

Las manifestaciones pacíficas se reprimen con saña por la policía anticiudadana; el surrealista ministro de educación tilda de extremistas y antisistema a unos padres preocupados por cómo afectan sus recortes a la educación de sus hijos; la delegada del gobierno en Madrid cuestiona el derecho constitucional a la huelga y nadie la cesa; se aplican a los detenidos arbitrariamente en las manifestaciones figuras legales exageradas a juicio del juez; la justicia solo puede ser la que conviene al gobierno y a su grupo, de lo contrario es ácrata...

Y que el ministro del interior pretende prohibir la difusión de imágenes policiales en acto de servicio o como se llamen esas carnicerías a las que dedican parte de nuestros impuestos para que no se sepan cosas como la del poli de la perilla, que da mala imagen de la marca España.

No me explico que estemos pensando en pedir el rescate cuando lo que tendríamos que solicitar urgentemente es asilo político en Francia, donde parece que tienen un poco más claro el concepto de libertad.

"cuando la libertad de expresión se pervierte y se convierte en lesión al derecho al honor o a la seguridad ciudadana, debe encontrar los razonables limites en el ordenamiento jurídico, pues deja de ser un derecho para ser una conducta reprobable" Esto dice el ministro del interior de ESPAÑA. S'il vous plait, Monsieur le President de la Republique Française, je lui demande de l'asile politique.

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