sábado, 7 de julio de 2012

Me duele

Me duele pensar que tanta lucha vaya a quedar en nada.


Que nos hayan acostumbrado tanto a no ser que ya no tengamos más remedio que seguir no siendo.
Que se hayan apoderado de nuestra vida y sigamos sin conocer quién lo ha hecho y ni tan siquiera sepamos la razón.
Que la economía productiva (la que entendemos) haya sido fagocitada por la economía especulativa (la que ignoramos y nos ignora).
Que seamos incapaces de indignarnos.
Que el 15-M celebre su aniversario el 15-M y no todos los días.
Que el miedo a perder nuestra cartera nos paralice hasta el punto que nos paraliza.
Que cuando estemos totalmente paralizados nos la robarán de todos modos.
Que se llevarán con ella nuestro álbum de sueños.
Que sigan robando a gran escala los que siempre robaron.
Que sigan mandando los que siempre mandaron.
Que Merkel sea más popular cuando lo hace mal que cuando lo hace bien.
Que Merkel sea popular.
Que, en realidad, estemos rescatando a los bancos alemanes.
Que los griegos también los estén recatando.
Que estemos financiando el IV reich sin enterarnos.
Que ni siquiera esas verdades sean verdades.
Que la verdad de todo sea la mentira que gobierna también a Merkel.
Que la sanidad pague el circuito de Alcañiz.
Que el gran premio de Aragón de moto GP se celebre anualmente allí con cargo a la educación pública.
Que el aumento del IVA pague el gran premio de España de fórmula 1.
Que la dependencia pague el aeropuerto de Castellón o el de Huesca o el de Guadalajara.
Que la solidaridad con el tercer mundo financie las primas de la selección española.
Que recorten la democracia directa (municipios) en favor de la indirecta (diputaciones).
Que la democracia directa sirva para elegir a los desgobernantes y no para deponerlos cuando nos desgobiernan.
Que los desgobernantes no pasen una reválida anual.
Que el poder judicial siga siendo un cachondeo desde que lo dijo Ibarra (y desde mucho antes) y que no tenga maldita pinta de mejorar.
Que los sindicatos no merezcan mi confianza (ni siquiera el mío).
Que ningún partido merezca mi confianza.
Que Cayo Lara se parezca cada día más a Monchito y que José Luis Moreno dirija cada día peor su mano y le escriba cada día peores discursos.
Que Rosa Díez haya sido la única capaz de presentar una querella contra Bankia (porque es la única que no estaba cuando se repartían el pastel).
Que Rubalcaba esté momificado (pero eso ya lo sabíamos).
Que la momia de Mariano siga a lo suyo (de ellos) y no a lo nuestro.
Que los informativos nos maten cada mañana la pizca de optimismo que nos queda.
Que...

Pero, sobre todo, me duele que tú y yo seamos incapaces de encontrar una solución a todo esto.




3 comentarios:

  1. A mi también me duele todo lo que comentas,y me encantaría poderte dar ideas optimistas pero me resulta muy difícil... y más con las últimas novedades (que se que te habrán dolido especialmente, viendo como perdemos cosas que se consiguieron poco a poco..)
    Es cierto, estamos medio momificados... y deberíamos dar mucha más guerra..
    Por lo menos hemos aportado un mini granito de arena en el IES, aunque haya sido insuficiente, pero yo creo que ha servido para remover alguna conciencia, que es lo importante.
    Entiendo que estés desanimado e intentaremos que no te nos desinfles del todo, aunque se que tienes carrete para rato, ¡¡un abrazo!!

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  3. A mí también me duele todo lo que pones, José Ramón, y lo que no pones y queda en puntos suspensivos... Como dices, que nosotros seamos incapaces de encontrar una solución a todo esto duele, pero duele más que no nos dejen hacer lo que sí podemos. Se creen ¿dioses? ¿dueños de nuestras vidas? Yo no me merezco que personas así dirijan mi vida (o crean que la dirijan, pero sí la deforman, la degradan e intentar degradar todo lo que pueden).

    Ninguno de nosotros nos merecemos nada de esto: su miseria hace brillar todavía más la honestidad de la gente normal que queremos vivir en paz y sintiéndonos bien en nuestra conciencia, pero la honestidad no se come ni se puede dormir sobre el colchón de la conciencia, y ya estamos llegando a estos límites: que la gente tenga hambre y que pierdan sus casas, y que nos llenemos de ira, de desesperación y que seamos capaces de hacer cualquier cosa... Hasta tal punto quieren destruirnos y lo van logrando..., rompiéndonos por dentro, haciendo que la gente mire a sus hijos y tenga que contener las lágrimas para que ellos no lo noten. No me extraña que Dios llore; no me extraña que la Virgen llore y perdóname el beaterío, José Ramón. ¿Cómo no van a llorar incluso hasta las piedras y las entrañas del mundo?

    Me gustan las fotos de animales diferentes que se muestran cariño, me gusta ver crecer hierba hasta entre los adoquines de alguna calle poco transitada... La vida puja y empuja siempre, y quiero creer que nosotros somos igual que esa hierba entre pedregales, y que nuestro corazón humano no perderá la grandeza de un oso polar que se tumba para jugar con un perro de trineo, o la mirada cómplice del águila llamada “Libertad” hacia su amigo, en cuyo hombro está posada, versión grandiosa de mi peque Cali y yo, mi monillo Amedio y yo.


    Mientras tanto, el enlace de las palabras de Labordeta en el Congreso me ha permitido poder escribir esto: me voy a pasarlas por la red social ¡¡¡Ay, Labordeta, qué razón tenías, y no sólo con unos, desgraciadamente ahora es con todos los que están “comiendo pastel”!!!

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