sábado, 5 de noviembre de 2011

Dos errores sanroqueros

Me desayuno con dos malas noticias locales y festeras, es curioso como en Calatayud tenemos la rara habilidad de convertir en malas las noticias festeras, será porque hay una larga tradición de que concejalía de festejos y de cementerio coincidan en la misma persona, será por el agua del Jalón o porque el municipio no está para fiestas. Sea por lo que sea, me desayuno con dos malas noticias locales y festeras, que ya es comenzar mal el día.

Desconozco de quién ha sido la idea de cambiar las fechas de San Roque, espero que no haya sido de nadie, porque ideas como éstas es mejor que no sean de nadie, aunque, me temo que interpeñas (de nuevo interpenas) ha sido la artífice de semejante desatino, cosa nada rara si consideramos, por ejemplo, la larga trayectoria, con honrosas excepciones, de carteles sanroqueros que parecen decir: ¡no vengas, vete a Salou!



En San Fermín, el chupinazo es el día 6 de julio, llueva o truene, sea lunes, jueves o martes y trece y acaban el 14 de julio con el pobre de mí, sin excusa ni pretexto. Salvando las distancias, el cohete de San Roque se tira el 13 de agosto por la tarde para acabar de bajar la rúa ya de noche; en la madrugada del 15 al 16 se sube a la ermita del santo y se acaban las fiestas el 16 con las vaquillas y la traca; años ha habido que se han intentado experimentos para pillar cacho en fin de semana anterior o posterior y, a la historia me remito, fueron nefastos. Y es que las fiestas sanroqueras duran tres días y medio, la semana siete, hay que asumir que cae mal alguna vez y los experimentos han de hacerse con cuidado.

Comenzar las fiestas el día 15, subir a la ermita del santo horas después del chupinazo, celebrar las vaquillas el 16 supone concentrar en los dos primeros días la esencia de la fiesta y dejar los otros dos para hacer caja que, al final, va a ser lo único que les importa a los regidores de interpenas.

Hacer el chupinazo a las doce de la mañana y bajar la Rúa a mediodía robándole el encanto de la anochecida al ya tradicional e irremediable desbarajuste charanguero es demencial y aunque la consigna pueda ser del chupinazo a la siesta, nunca será lo mismo.

Con este panorama, espero que el cartel de este año tambien anime a irse a Salou (o a hacerse una revisión de las coronarias), aunque sea poco, porque poco ánimo  necesitaré para marcharme a la costa.

Justifican la decisión porque San Roque en el 2012 no será festivo ¿y de quién ha sido la idea? también me gustaría que de nadie, porque semejante desatino no merece haber sido parido por nadie. Pero me temo que ha sido del Ayuntamiento, que en estas cosas es el que manda. Se amparan en que nadie ha pedido que San Roque sea fiesta (si alguien tiene que definir tontada y poner un ejemplo, no hace falta que busque más, acaba de encontrar la tontada por antonomasia. -No sé si abrir una recogida de firmas para que los lunes sean laborables o en el Ayuntamiento de Calatayud ya lo sabrán-). Ahora salen con otros argumentos: que si estaba en el programa electoral dignificar San Íñigo, que si los niños tienen fiesta y los padres no... Pues bien: ¡haganse prédicas y sermones sobre el santo abad para que el pueblo ungido de devoción iñiguiana se lance a la calle para procesionar junto al patrón en vez de irse a comprar ropa veraniega a los ocho días de oro! pero no se desvista a un santo para vestir a otro, que de eso no decía nada el programa electoral. Por cierto, que en agosto, los niños también tienen fiesta y sus padres no.

El asunto es que el Ayuntamiento incumple, sin previo aviso, un acuerdo de años: respetar la festividad de San Roque, siempre que caiga entre semana y reservarla para San Íñigo cuando el copatrón cae el fin de semana.

Razones para romper el pacto encuentro solo tres, a saber:

  • que haya subvención de un conocido centro comercial, pues de todos es sabido que cuando San Íñigo es fiesta entre semana, se celebra el día de Calatayud en el Corte Inglés con el consiguiente beneficio para el pujante comercio local.
  • que en San Roque no salen los cabezudos ni los gigantes y en San Íñigo sí.
  • que el concejal de festejos vuelve a ser el de cementerio, aunque el Sr. Rincón también lo era y no pasaba esto.
Como no salgo de mi asombro, comienzo dos recogidas de firmas a la que os invito.


2 comentarios:

  1. Tontos (o bueno, a veces demasiado listos)ha habído y habrá en todas partes...en fin. Tienes mi firma!!!!!!!

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