sábado, 18 de junio de 2011

Elecciones 1991

Los procesos electorales no siempre se rigen por principios ideológicos, ni siquiera lógicos, sino que tienen un componente emocional importante; el principio acción-reacción funciona y las mociones de censura, que  nunca han sido bien aceptadas por el pueblo, tienen un coste importante, sobre todo si se ganan.

Otra vez un porcentaje de participación superior al 68,44 %  para siete candidaturas: Partido Socialista Obrero Español, Partido Popular, Partido Aragonés, Izquierda Unida, Partido Aragonés Independiente, Centro Democrático y Social y Chunta Aragonesista, nombrados en orden decreciente respecto al número de votos obtenidos.

Descartados por la antidemocrática Ley Electoral (que no por la Ley D'Hondt) los partidos que no obtuvieron el 5% de los votos quedaron fuera del Ayuntamiento. Entre Izquierda Unida, PAI, CDS y Chunta Aragonesista sumaban el 9,48% de las papeletas, lo supone que la opinión de 910 bilbilitanos es considerada despreciable por una norma electoral que puede merecer cualquier calificativo (tramposa, timadora, especuladora...) menos el de democrática.

El tradicional reparto de votos entre las candidaturas se rompió desde este momento y la tendencia a un bipartidismo matizado con la presencia de alguna fuerza minoritaria se hará cada vez más patente. La aplicación de esta norma supuso la desaparicion del centro presente en dos de las tres corporaciones anteriores y la pérdida de representación de IU que, salvo en las primeras elecciones donde obtuvo 4 escaños, mantuvo un concejal que, en estas elecciones abandonó las filas de la izquierda para presentarse bajo las siglas del PSOE.

Otro de los factores de esta pérdida de representación fue la concentración de los votos de centro-izquierda y los de izquierda en el PSOE, con la intención de devolver la alcaldía arrebatada en la moción de censura de la anterior legislatura.

Los grandes perjudicados de la moción de censura fueron los miembros del PAR, que habían asumido la alcaldía tras la reprobación del PSOE y a quienes la población achacó, por tanto, la responsabilidad de aquel proceso, sin reparar en que, como dijimos en el post anterior, el trabajo en la sombra había corrido a cargo de los populares. No solo quedaron con un concejal en la corporación, sino que se produjo un proceso de abandono de militantes y cargos que habiendo representado a los regionalistas en anteriores elecciones o siendo militantes significados, pasaron a engrosar las listas del PP, lo que reafirma la tesis de que el PAR, pese a su autodenominado centrismo porque ha apoyado indistintamente al PSOE o al PP en distintas instituciones, tiene una clara tendencia derechista ya que sus integrantes siempre eligen a la derecha cuando abandonan sus filas; quizás el pretendido centrismo del partido no sea más que una actitud de estar siempre al sol que más calienta.

Comenzó a verse que la moción de censura había salido redonda para el PP, que pasó de 4 a 6 concejales, manteniendo una progresión creciente desde las primeras elecciones.

El PSOE obtuvo una sorpresiva mayoría absoluta para gobernar: 11 de los 17 concejales formaban el grupo socialista y Jorge Sánchez, recientemente fallecido, ocupó la alcaldía para los siguientes 4 años. Pese a que se incrementaron los servicios sociales en Calatayud: la inauguración de la residencia asistida de la tercera edad San Íñigo se ianuguró en 1994 y el centro de día en mayo del 95, no fueron buenos años para el gobierno de Jorge Sánchez pues, pese a la sintonía con el PSOE gobernante en España, la Diputación Provincial, vicepresidida por Pascual Marco hasta 1993 y, posteriormente presidida por el mismo hasta finalizar la legislatura, castigaba a Calatayud para preservar la baronía territorial del alcalde alameño y reforzar su poder en el partido judicial de Calatayud.

Tampoco la situación en la Diputación General de Aragón fue propicia para los intereses de Calatayud ya que durante la primera mitad de la legislatura gobernó la pinza PAR-PP y desde septiembre de 1993, tras una moción de censura apoyada por un tránsfuga del PP, fue depuesta la coalición por el PSOE, bajo la presidencia de José Marco, al que ya nos hemos referido hablando de su personalismo y que acabó imputado en casos de corrupción.

Dos importantes infraestructuras sociales abrieron sus puertas en esta época: la residencia asistida San Íñigo en septiembre del 94 y el centro de día de la Rúa que la ministra Alberdi inauguró en mayo de 1995.

miércoles, 15 de junio de 2011

Concejales 1987

Las elecciones locales de 1987 si que fueron un empandullo, un 68,46% de votantes dio escaño concejil a, al menos, un miembro de cada uno de los partidos concurrentes. Eran tiempos en los que la entonces llamada Federación de Partidos de Alianza Popular no aglutinaba a toda la derecha y pese a que buena parte de la UCD se había encuadrado en dicho movimiento y otra (los socialdemócratas de Francisco Fernández Ordóñez y su partido de acción democrática) ya eran parte del PSOE, todavía quedaban exmiembros de UCD que mantuvieron el PDP (los democristianos liderados por Óscar Alzaga) y el CDS (centro democrático y social) que se reivindicaba como heredero directo de la UCD.

La victoria socialista con seis concejales de 17 no fue suficiente para un gobierno en mayoría, que solo recibió el apoyo explícito del concejal de Izquierda Unida (el señor Cebrián, que provenía de las primeras elecciones con el Movimiento Comunista y acabaría siendo candidato del PSOE en las siguientes). La abstención de unos y el voto en favor de la propia candidatura de otros conformó el gobierno socialista presidido por Jorge Sánchez, como lista más votada, en minoría.


Por otra parte, el Gobierno de Aragón fuente de financiación y compuesto por una coalición PAR-PP presidida por Hipólito Gómez de las Roces del PAR no fue el más propicio para prestar apoyos al municipio de Calatayud sino a dejarlo morir de inanición.

Paralelamente, la Diputación de Zaragoza estaba en manos del PSOE y José Marco la gobernaba a su forma y manera, que era personalista y pensada para aislar a quienes pudieran hacerle sombra en el partido, a él y a su segundo, Pascual Marco, diputado provincial por Alhama de Aragón (del mismo partido judicial de Calatayud), que reforzaba su posición territorial mediante una clara animadversión al PSOE bilbilitano. Así lo que podría haber sido un apoyo importante para el municipio bilbilitano en forma de apoyos económicos se convirtió en un abandono más notable, si cabe, que el de la propia DGA.

En estas circunstancias, desprotegido por su partido y acechado por la oposición, el fracaso del nuevo gobierno estaba anunciado desde el principio, sólo había que dejar el tiempo suficiente para que los partidos de la oposición pusieran en orden sus ambiciones personales, se repartieran las concejalías y se organizaran.

Fue la tarde-noche del 18 de octubre del año siguiente 1988 cuando los 4 concejales del PAR, unidos a los  3 del CDS, 2 de AP y al del Partido Demócrata Popular presentaran una moción de censura mediante la cual fue elegido alcalde José Galindo.

El pleno fue tumultuoso, seguido desde una pantalla por los vecinos arremolinados en la plaza del Mercado que, custodiados por la policía, increpaban a los censores en sus intervenciones. La tensión llegó a su punto culminante en el momento del escrutinio y grupos exaltados persiguieron tras el pleno al nuevo alcalde, custodiado por la policía hasta su domicilio, donde se organizó una protesta expontánea.

Comenzaba pues una nueva etapa de gobierno de la derecha encabezada por el PAR y donde fue cobrando protagonismo el partido instigador de la moción de censura: Alianza Popular, liderada por Fernando Martín que sería, con el paso de los años, el gran beneficiado del proceso.

Como resumen, citaré las palabras que me confesó el diputado provincial del CDS por el partido judicial de Calatayud en aquellos días: Jorge (Sánchez) era el pañuelo de la soga, pero los de cada lado no tiraban para llevarlo hacia uno u otro lado, sino para romperla justo por el pañuelo.